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domingo, 24 de abril de 2011

Luna Llena- Epilogo


Epilogo

POV RACHEL BLACK

-Rebecca, ¿enserio tienes que irte?-pregunté triste, no quería que me dejara sola. Aunque sea por unas semanas. Ella me sonrió cálidamente-te extrañaré...
-Niña loca, solo serán dos semanas... ademas, te dije que si te sentías sola podías llamar a Jacob...
-Jacobo y yo nos odiamos-dije riéndome. Logré que ella también riera.
Hacía mucho calor en el aeropuerto. Abracé a Rebecca fuertemente y ella me envolvió en sus brazos. Por tener veintiséis años me sentía muy infantil a su lado, pero siempre nos habíamos llevado bien.
El abrazo de despedida se hizo muy corto, no, no quería que se fuera... pero tenía que irse si quería seguir su carrera... Sin molestarla mas nos soltamos y me dio un beso en la mejilla.
-Rach, no me extrañes, volveré pronto.
Asentí y traté de sonreír mientras veía a mi hermana ir hacia el micro que la llevaría a la plataforma del avión. Me sentí tan sola en esos momentos... No quería soltar lágrimas, me dí la vuelta y comencé a buscar la salida del lugar para ir a casa. Estaba exhausta, eran las cinco de la madrugada.

Colgué la cartera en el perchero y me tiré al sofá, pensé en Jacobo, hace mucho que no lo veía. Desde que Billy murió.
Miré el reloj y eran las seis menos veinte de la madrugada, aún no salia el sol. Cerré los ojos, pero luego, cuando estaba a punto de dormirme alguien toca la puerta. Me levanto de mala gana y voy hacia la puerta. Observo por la pequeña ventana de la puerta quien era.
¿Quien rayos tocaba a esta hora? Pensé.
Ví a dos personas totalmente pálidas, y extraordinariamente bellas. Uno era de unos veinte y algo con cabello color cobre y ojos miel, tenía una mirada generosa; mientras que su acompañante parecía de su misma edad, pero su cabello era color marrón con sus mismos ojos color miel. Eran una hermosa pareja, ellos sonreían pacientemente.
Finalmente abrí la puerta y los miré delicadamente. Eran perfectos, totalmente hermosos, nunca había visto tal hermosura...
-Que tal... soy Carlisle y ella es Esme- saludó presentándose con voz dulce- discúlpanos por despertarte pero es que nos quedamos algo así como perdidos -rió apenado- ¿nos podrías decir la dirección del aeropuerto central?
-Mucho gusto, soy Rachel-saludé sonriendoles. Comencé a explicarles el dificultoso camino para llegar al aeropuerto y luego les pregunté si no necesitaban algún apunte para recordar.
Ellos se negaron, me agradecieron y se marcharon así nomas. Yo no creía que se acordarían de todo, era muy complicado y quedaba lejos. Cerré la puerta y me acosté en el sofá a dormir un poco.
Comencé a soñar nuevamente. Estaba sola, en una playa muy familiar. La Push, pensé primero pero luego me di cuenta que no era, o al menos eso creía. Aparecía yo, con un vestido celeste cielo, era hermoso, con tiritas muy finitas y el vestido me llegaba a las rodillas.
Unas siluetas aparecieron de repente, sentí como el pánico me invadía. Tenía miedo, ¿de que? Intenté ver con mas claridad pero se me hacia imposible. Las siluetas se acercaban mas y mas, hasta que llegaron a un árbol muy alto. Se detuvieron y desaparecieron. Al darme cuenta yo ya no estaba, en mi lugar, había un lobo color café. Desperté gritando y sudando. Con la respiración agitada miré el reloj, eran las doce de la tarde. Me levanté temblando del sofá, comencé a ver las cosas de modo distinto.
Quería que Rebecca estuviera aquí, ella me consolaría, pero no, se fue ya no esta. Comencé a enfadarme cada vez mas con ella. Era una egoísta, no la soportaba, siempre era lo mismo. La rabieta se convirtió en algo mas que enojo, podía estallarle en la cara todo lo que tenía para decirle. Y también estaba Jacob, nunca me visitaba, nunca, nunca me llamaba ni nada. Estaba exhausta de todos. Sentía muchas ganas de gritar.
Un fuego interior comenzó a expandirse dentro de mi, cada vez con mas furia. Lágrimas amargas corrían por mi rostro, al igual que el sudor en mi frente. Apreté los dientes y comencé a gritar para calmar el fuego, pero no era suficiente. Estaba estallando, eso necesitaba. Comencé a tener contusiones. Asustada y furiosa traté de que pararan pero no servia. Grité por ultima vez...
Miré al techo, me había calmado, el fuego paró de expandirse dentro de mi, había desaparecido. Comencé a entristecerme por lo que había pensado de Jacobo y Rebecca. No tenía derecho de pensar asi de ellos, eran muy buenos ambos.
"Lo siento" quise decir, pero no pude hablar. Las palabras no salían de mi boca. Solo escuché un gruñido. Comencé a mirarme a ver si tenía algo, fui a un espejo donde podía verme cuerpo completo y me vi aterrada. No era yo, allí habia un lobo gigante color café... como el de mi sueño...
Miré hacia atrás aturdida y miré mis ropas hechas trizas atrás, quería llorar, quería llamar a Rebecca para que me ayude, que me salve, pero no estaba. Nadie estaba... Solo yo... o lo que supuestamente era yo... una bestia.
Comencé a estrellarme contra la pared, quería despertar, estaba desesperada, era un mal sueño, una pesadilla. Malditas seas, quería volver a ser yo.
No podía... no sabia siquiera si podría volver a ser la misma de antes, ¿que me había pasado?¿y si no puedo volver a ser humana?¿Que hará Rebecca cuando me vea?
Tenía que huir, ella podría pensar que yo me había comido a mi misma. Había toda la evidencia, los pedazos rasgados de mi ropa, un gigantesco lobo en casa...
Tenía que descansar antes de partir. Dejé la pared y fui al sofá, al ver que no entraba ya que era muy pequeño me fui al piso, como un perro. Quería llorar, pero ¿de que serviría? Apoyé mi cabeza en lo que sería mis manos. Jacobo... ¿como te estará yendo? Pensé en el y me quedé dormida.
Abrí mis parpados lentamente. Sentía como la alfombra hacia cosquillas a mi piel desnuda. Miré mis patas y comencé a gritar. Era yo. Yo, yo, volví a ser humana. ¿Como era posible? Aún no podía creerlo, corrí al baño, me envolví en una toalla y me miré al espejo, era humana. Comencé a llorar.
¿Que me había pasado? Tenía que llamar a alguien, en busca de respuestas... a Rebecca no podía llamarla, se preocuparía de mi demencia y vendía o creería que estoy bromeando. Luego pensé en Billy, Billy siempre había estado con Jacob en Forks.
En Forks había leyendas... mas que leyendas, una historia... podía llamar a Jacob y preguntarle sobre aquellas leyendas... ¿Tenía su número?
Corrí a mio habitación en busca de mi celular, revolví mi cuarto buscándolo y lo encontré bajo mi cama. Lo tomé rápidamente y busque en mi agenda preocupada por encontrar su número. Allí estaba. "Casa de Forks". Comenzó a sonar, pii pii, el tono me volvía loca. Quería que conteste, quería saber que me pasaba. Quería saberlo todo...
Finalmente, una voz grave y divertida atendió.
-¿Hola?
-¿¡Jacob?!-casi grité de la alegría. Su voz estaba muy cambiada, tendría unos veinticinco años.
-¿R...Rachel? valla tiempo-rió- ¿que sucede?
Me quedé pálida...¿Como podía explicárselo? Me quedé callada, sin una palabra, sin saber que decir... Estaba desesperada, quería llorarle todo lo que había pasado. Traté de controlarme.
-D...dime ¿recuerdas las leyendas que contaba papá? ¡Necesito saber!
Jacob se quedo callado, por un segundo creí que había cortado, pero finalmente habló firme.
-No Ra, no las recuerdo...
-Jacob sé que mientes. Es que... necesito enserio saberlas, es que me pasó... -se me había ido la lengua.
-¿Que pasó?-preguntó brusco, interrumpiéndome. Parecía serio, ya su voz no era amigable, sino parecía la de un líder, rígida y seria.
-No me creerás... -dije casi llorando. No podía imaginarme a decirle lo que había pasado, no sabía como decírselo... No sabia si tenía que decírselo.
-¡Dilo!-casi gritó.
Suspiré y comencé a explicarle lo ocurrido, desde la despedida de Rebecca hasta la parte que me quede dormida y desperté siendo una bestia con cada detalle que pude. Le conté de la visita de la amigable pareja perfecta. Jacob no habló ni interrumpió ni un solo segundo, ni siquiera en las pausas largas que me daba para saber si no era un sueño. Al terminar cerré los ojos llenos de lágrimas, feliz por haberle contado de esto a alguien.
-Rachel... tienes sangre quileute, debes venir a Forks, yo también soy igual que tu... te lo explicaré mejor cuando vuelvas. Arreglaré todo con Rebecca, tu tranquila, para el viernes estarás en Forks.
Forks... mi antiguo hogar...

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